Cien años han pasado ya desde que Don Enrique Coca Sánchez realizara sus primeras instalaciones eléctricas en la comarca aragonesa de Los Monegros en 1915. Según indican los documentos oficiales, fueron certificadas en las poblaciones oscenses de Grañén, Barbués, Torres de Barbués y Sangarrén.
A comienzos del siglo XX los teatros eran los edificios de la época que más iluminación requerían, por lo que eran frecuentes los incendios debidos a fallos de las instalaciones eléctricas. Por ello, se redactaron los primeros reglamentos eléctricos y los ayuntamientos licitaron los primeros contratos de mantenimiento eléctrico para evitar estos problemas. En 1924 el Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza le adjudicó a Don Enrique Coca Sánchez la instalación eléctrica del guardarropa y telar del Teatro Principal de Zaragoza, y ese mismo año se le encargó la reforma de la electricidad de este mismo edificio singular “por exigencias de la Junta de Espectáculos”. En 1934 Don Enrique Coca Sánchez realiza las obras del mantenimiento y mejora de las dotaciones de las luces del escenario. Se puede decir que el Teatro Principal de Zaragoza fue la oportunidad para dar a conocer su buen hacer en materia de mantenimiento e iluminación ornamental de edificios emblemáticos, que más tarde se convertiría en una de sus principales líneas de trabajo. En 1994, 70 años después de la primera adjudicación en el Teatro Principal, le fue adjudicada a una Unión Temporal de Empresas integrada por Enrique Coca SA el mantenimiento del recién construido Auditorio de Zaragoza y cuyo trabajo duró hasta 2006.
Tanto Don Enrique Coca Sánchez como su único hijo, Don Enrique Coca Hernández, fueron pioneros en trabajar con la electricidad en Aragón, llevando la energía eléctrica a numerosas poblaciones en los inicios del siglo XX. De hecho, pocas empresas españolas dedicadas al mundo de las instalaciones eléctricas han alcanzado la cuarta generación.